La economía circular: un nuevo reto medioambiental y de negocio para ENUSA

La gestión de residuos y la economía circular se han convertido en elementos clave a la hora de asegurar nuestros objetivos medioambientales y sociales: preservar y mejorar la calidad del medioambiente, así como proteger la salud humana. Para ello, es imprescindible que nuestra estrategia económica y productiva, como país, pase por fomentar la utilización racional de los recursos naturales.

ENUSA como empresa pública, presente en el entorno de Salamanca desde hace más de 40 años, quiere ser un referente en materia de economía circular mediante el desarrollo de diferentes proyectos de carácter medioambiental. Más en concreto, nuestra actividad actual se compone de dos programas que centran nuestra acción medioambiental en este ámbito: por un lado, la utilización de residuos para la fabricación de suelos en la mina de uranio de Saelices el Chico y, por otro, la valorización energética de residuos agro-ganaderos y agro-industriales en la planta de biogás de Juzbado.

Utilización de residuos para la fabricación de suelos artificiales

El uso de residuos naturales e industriales para la fabricación de suelos artificiales es una aplicación reciente. Son claves en la recuperación de medios afectados por drenajes ácidos, muy frecuentes en las minas de sulfuros metálicos y de carbón, que se producen por la presencia de pirita en las rocas de los yacimientos, que se oxida espontáneamente en superficie, acidificándose las aguas en contacto y provocando la lixiviación de los metales contenidos en dichas rocas.

Este tipo de suelos ("tecnosoles") se preparan y diseñan a medida con la composición y propiedades específicas que requiere la zona impactada, fundamentalmente para neutralizar la acidez presente en el medio y, sobre todo, para tratar de impedir la generación del proceso. Se aplican directamente sobre el terreno, sobre los suelos degradados, con un espesor mínimo, o sobre las aguas afectadas, creando un humedal cuyas aguas irán reaccionando y evolucionando en su calidad. Esta técnica de remediación ha obtenido resultados satisfactorios en la recuperación de importantes medios afectados, como, por ejemplo, las escombreras de la mina de carbón de As Pontes y de sulfuros metálicos de Touro (A Coruña) y los suelos del valle del río Guadiamar, contaminados por el vertido de lodos de la mina de Aznalcóllar (Sevilla).

La restauración minera efectuada en Saelices el Chico, ha permitido la recuperación geomorfológica e hidráulica del espacio natural, si bien no se ha conseguido aún la calidad completa de las aguas. En estos momentos es necesario su tratamiento químico previo al vertido controlado a cauces públicos, de acuerdo a la autorización oficial vigente. Por este motivo, tras unos primeros ensayos pilotos en el año 2013, ENUSA desarrolla desde finales del año 2016 un Proyecto TEKURA de I+D, otorgado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), en colaboración con el CIEMAT, la Universidad de Santiago de Compostela y Emgrisa, con el fin de evitar la generación de aguas ácidas mediante la aplicación de tecnosoles fabricados in situ para la aplicación a 52 hectáreas dentro de la antigua mina Fe-1.

Los resultados obtenidos hasta la fecha son esperanzadores y permiten ser optimistas, pero  todavía no son concluyentes hasta que el proyecto se culmine en el 2020.

Valorización energética de residuos agro-ganaderos y agro-industriales

La planta de biogás de ENUSA en Juzbado ha supuesto un proyecto pionero en materia medioambiental. Desde que se inició con su construcción en el año 2011, la planta lleva operando de forma ininterrumpida desde finales de ese mismo año.

La instalación gestiona los residuos y subproductos agro-ganaderos y agro-industriales, que no están siendo tratados adecuadamente por falta de instalaciones para su tratamiento, con el objetivo de obtener energía renovable (eléctrica y térmica) a partir del biogás generado en el tratamiento de estos sustratos. La planta, con una potencia 500 KWe y 550 KWt, tiene un potencial de generación de energía eléctrica anual equivalente al consumo anual de unos 1.200 hogares.

La actividad de la planta supone una valorización agronómica de los residuos y los subproductos tratados y sirve para conseguir una importante reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) debido al aprovechamiento energético del metano de los sustratos.

El proceso de producción de biogás consiste fundamentalmente en introducir los sustratos agro-ganaderos y agro-industriales almacenados en un digestor anaerobio (depósitos agitados en ausencia de oxigeno) donde se descomponen en unas condiciones controladas, produciendo biogás y un producto agronómico con nitrógeno, fósforo y potasio. El biogás, que contiene del orden de un 50-70% de metano, puede combustionarse generando energía eléctrica y térmica, mientras que los materiales tratados, con una concentración de nutrientes conocida, pueden ser aprovechados para cultivos cercanos.

ENUSA construyó en el año 2016 una nueva sala de calderas para utilizar el exceso de biogás generado en la planta y satisfacer las necesidades internas de climatización y agua caliente sanitaria de la Fábrica de Combustible de Juzbado. De esta forma, se sustituye un combustible fósil por uno renovable, se mejora la eficiencia energética por la optimización de rendimiento de los nuevos equipos y se reduce la huella de carbono.

Aunque es una tecnología poco experimentada en la Comunidad de Castilla y León y a nivel nacional, a finales del año 2016 ya existían 17.439 plantas de biogás agroindustrial en Europa (9.985 MW instalados), de las cuales menos de 40 se encuentran en España. Sin embargo, somos uno de los países con mayor cabaña ganadera y producción agroindustrial de la Unión Europea. Por estos motivos, ENUSA, confía en los beneficios medioambientales y socioeconómicos que puede aportar esta tecnología en un futuro cercano.

La actividad de nuestra compañía no se agota aquí, y ENUSA lleva un tiempo trabajando ya en proyectos medioambientales de I+D e innovación tecnológica. Desde el año 2016 desarrolla el Proyecto LIFE, en colaboración con el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL) y el Campus de Palencia de la Universidad de Valladolid, para un sistema de recuperación de amonio que podría ser una solución muy valiosa y de bajo coste para el grave problema que ocasionan las zonas vulnerables por contaminación de nitratos en aguas, inconveniente que se encuentra en muchas zonas de Castilla y León, España y Europa.